martes, 11 de enero de 2011

¿Te acordas?


¿Te acordás de aquel tiempo en que las decisiones importantes
se tomaban mediante un práctico
“Ta Te Ti suerte para mí”?



Se podían detener las cosas cuando se complicaban
con un simple “pido gancho!”


Los errores se arreglaban diciendo simplemente
“va de nuevo”.


Las discusiones terminaban con un
“pan y queso”


El peor castigo y condena era que te hicieran escribir
cien veces “no debo”.


Tener mucho dinero,
sólo significaba poder comprar un helado,
o un paquete de papas fritas en el recreo.


Llenar un frasco con hormigas o armar la casa de las barbies
podía mantenernos felizmente ocupados
durante toda una tarde.


Siempre había una forma de salvar a todos los amigos,
y bastaba con un grito de
“piedra libre para todos los compañeros”.
 No era raro que tuvieras dos o tres “mejores amigos”.


Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades
a causa de un “¿a que no te animás?”…


“El último es cola de perro”
era el grito que te hacía correr como un desaforado,
hasta que sentías que el corazón te salía del cuerpo.


El Poliladron era sólo un juego para los recreos,
y era mucho más divertido
ser ladrón que policía.

Las bombitas de agua eran la más moderna,
eficiente y poderosa
arma que se había inventado.


La desilusión era haber sido elegido último
para el equipo de tu escuela.

Venenosa se refería solo a un tipo de “mancha”,
y no a ciertas alimañas
o algunas personas.


Para viajar desde la tierra al cielo,
sólo tenías que jugar “rayuela”.

La red de una cancha de tenis
tenía la altura perfecta para jugar un partido de voley y las reglas…
no importaban demasiado.


Los hermanos mayores eran el peor de los tormentos
pero también eran los más celosos, fieles
y feroces protectores.


Haber llevado un arma a la escuela significaba
que te habían atrapado con una onda de rulero.

Nunca faltaban los huevos de chocolate
y golosinas que traía el conejo de Pascuas,
ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba “el ratón Pérez”…
todo a cambio de tus dientes de leche.


Guerra… sólo significaba arrojarse trozos de tiza
y bollos de papel durante las horas libres…
la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos
y que nunca volvería a suceder.


Los helados, por supuesto, constituían
el grupo de los alimentos básicos y esenciales.


Tu bici se transformaba en una poderosa moto
sólo con colocarle un cartón duro, o una chapita
o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda…


Cambiar figuritas en el patio del colegio….
si eras de los más chicos siempre aparecía uno de los grandes
y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya…
Claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano
era la más difícil del álbum.

Que poco necesitabamos en aquellos tiempos para ser felices...